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Leyendas

El conejo de la Luna

Cuenta la leyenda que El gran Dios azteca Quetzalcóatl decidió salir a dar una vuelta por la tierra disfrazado en forma humana, después de caminar durante todo el día sintió hambre y mucho cansancio.

Al caer la noche empezaron a brillar las estrellas y se asomó una luna en el horizonte y fue en ese momento en el que el gran Dios decidió tomar asiento, en eso observó un conejo comiendo le pregunto qué estás comiendo, el conejo le respondió que comía zacate y le ofreció un poco este rechazó de inmediato la propuesta y dijo los dioses no comen eso.  

Dio un suspiro y resignado comentó que probablemente su fin sería morir de hambre y sed, el conejo ante tal posibilidad se le acercó aún más y le dijo que, aunque fuera el solo una pequeña e insignificante criatura bien podría servir para satisfacer su hambre ofreciéndose, así como su alimento.

 El corazón de Quetzalcóatl se ensanchó de gozo y acaricio amorosamente a la pequeña criatura lo tomo entre sus brazos y lo levantó alto tan alto que la figura del conejo quedó estampada sobre la superficie lunar y  luego volvió a bajarlo cuidadosamente y le dijo a partir de este momento los hombres de todos los tiempos te recordarán para siempre doble acción.